SOY MARGARITA Y ME LATE QUE...

jueves, 17 de junio de 2010

LOS COLOMBIANOS QUIEREN UN GERENTE

Recibí en mi correo personal un escrito cuya autoría desconozco sobre el estilo de liderazgo de los dos candidatos que se disputan la Presidencia de Colombia. Para hacerlo más corto lo edito, con el perdón del autor, y lo comparto con mis lectores por considerarlo uno de los más interesantes e ilustrativos que he leído. Aquí va:


“Antanas Mockus es un líder y Juan Manuel Santos es un gerente.

 
Antanas Mockus y Juan Manuel Santos tienen varias cosas en común. Ambos valoran el conocimiento técnico. ambos han dedicado su vida al servicio público. ambos se han rodeado de equipos buenos y capaces en los cargos públicos que han ocupado. Y ambos han sido exitosos en lo que hacen.

Pero los caminos y las lógicas que siguen cada uno son radicalmente opuestos.


Un líder tiene una visión de transformación de la sociedad y moviliza a sus seguidores para volverla realidad. Y lo puede hacer, porque su propia vida y trayectoria encarna esa idea que lo guía. Sin maquinaria, sin parlamentarios, la idea de un país más legal y decente movió a uno de cada cuatro colombianos que votaron el 30 de mayo.

La idea de Antanas Mockus es simple pero revolucionaria: la sociedad colombiana está en crisis porque no cumple la ley. Porque se salta la ley. Porque el mérito no es suficiente para progresar. Porque para salir adelante se necesitan amigos. Y poderosos. Porque la gente no exige derechos sino pide favores.

Esa idea que subyace a su propuesta de legalidad inspira y guía todos sus actos, a veces (o muy frecuentemente) en contra del propósito de ganar las elecciones. Su fe en la ley es tal que parece casi un fetiche.

Juan Manuel Santos no ha propuesto una visión propia sobre hacia dónde direccionaría la sociedad, se ha comprometido a seguir avanzando la idea de Uribe, a sacar adelante los proyectos exitosos del actual Presidente, a hacer mejor lo que ya se está haciendo.

Como gerente, que guía a los demás, asignando tareas y dando órdenes y logrando que las cosas se hagan para cumplir con los objetivos, Santos encarna el funcionario eficiente que siempre ha cumplido la tarea.

Pero el país aún no ha oído cuál es la transformación que él propone para Colombia quizás porque nunca había tratado de ganar en serio una elección y en esta necesitó que llegara J.J. Rendón y le recordara que el verdadero líder era Uribe, que la fuerza que jalonaba a los votantes era la de Uribe, que los colombianos tenían que entender que a quién realmente estaban reeligiendo era al presidente con quien sentían tanto agradecimiento. Y la estrategia le funcionó.

Como los buenos gerentes, Santos mostró que tiene una claridad meridiana sobre los objetivos a cumplir, los procesos que hay que llevar a cabo para sacarlos adelante, los indicadores de gestión y los roles que cada grupo social debe cumplir para sacarlos adelante. Santos ha demostrado a lo largo de su vida pública que es un experto en los procesos. Que conoce cómo se mueve la realidad la política y que se ajusta a sus reglas y sabe cómo jugar con ellas.

Mockus, como líder que es, le concede a los valores y a la ética un lugar protagónico en todos los actos y decisiones que toma. Su apuesta es por un cambio cultural, que no se puede propiciar solo desde las élites sino que se tiene que construir desde abajo con un cambio de conciencia de los ciudadanos.

Mockus es el líder que plantea interrogantes y dudas que propician una reflexión y una acción colectiva pero también un poco de angustia porque sus métodos y sus lógicas rompen con lo tradicional mientras que Santos ofrece certezas, respuestas rápidas y contundentes, soluciones que vienen desde arriba y que encajan dentro de las lógicas tradicionales. Es el gerente de la empresa que dice qué toca hacer, asigna tareas, y muestra los resultados.

La fuerza de un líder está en sus actos, en su ejemplo. Y por eso, aunque es enredado en sus explicaciones, el mensaje básico de Antanas es entendido por la población. La gente entiende que genuinamente quiere acabar con la corrupción y con el sistema clientelista que opera. Y precisamente porque le creen, a unos no les gusta porque piensan que es un idealista, o porque creen que hay que tener cierta malicia para gobernar este país, o porque ser honesto no basta. Y, en cambio, a los que les gusta el mensaje, lo siguen, y le hacen la campaña, y pagan más impuestos de los que están obligados a pagar, porque le creen a sus actos.

Santos, como gerente que es, se centra más en los resultados, en encontrar el camino para obtener los logros. Lo ético no condiciona todos sus actos porque son los objetivos los que priman. Y es un pragmático.

Como buen líder, Mockus le da a sus seguidores malas noticias y les exige un sacrificio: hay que pagar más impuestos, por ejemplo. Santos, como gerente, juega un poco con el miedo y ofrece seguros a los que votan por él: los subsidios se mantienen, los impuestos no suben, la guerrilla no llegará. No pide ningún sacrificio a cambio del voto.


En estas elecciones, los colombianos decidirán entre un líder que propone transformar la sociedad y un gerente que promete seguir avanzando por el mismo rumbo pero haciéndolo mejor”.